Gestionar los riesgos en tu empresa significa anticiparte a las amenazas que pueden
afectar tu operación, finanzas o reputación. La norma internacional ISO 31000
te ofrece un marco claro para hacerlo de forma estructurada y efectiva.
Una matriz de riesgos es una herramienta clave: te ayuda a identificar y clasificar
esos riesgos según su probabilidad de ocurrencia y el impacto que tendrían.
De esta manera, puedes priorizar esfuerzos y recursos en los aspectos que más
pueden afectar tu negocio, minimizando pérdidas y asegurando continuidad.
Si tu empresa aún no tiene esta matriz, estás dejando pasar una oportunidad
para prevenir problemas y tomar decisiones más inteligentes.
No basta con tener un seguro, es fundamental que las coberturas sean las adecuadas
y estén alineadas con los riesgos reales de tu negocio. Un análisis profundo de
tus pólizas debe incluir desde daños materiales (incendios, robos, desastres naturales)
hasta responsabilidades civiles y riesgos laborales.
También es crucial que las sumas aseguradas sean suficientes para recuperar
tu operación en caso de siniestro. Muchas empresas creen estar protegidas,
pero sus pólizas no cubren todas las amenazas o tienen límites bajos que
no alcanzarían para un proceso de recuperación. Una revisión y asesoría
especializada puede marcar la diferencia para que tu empresa esté verdaderamente
protegida y tranquila frente a cualquier eventualidad.
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